Hay vida más allá de la música sin duda, pero aquí te voy a contar un poco de mi vida musical, y si lees entre líneas podrás escuchar la música de mi vida.
Empecé a estudiar piano a los 6 años, porque quise y pude, afortunada yo! y además con una profesora que me guió bien y bonito, mostrándome el lenguaje musical como un juego divertido, y la expresión musical como el idioma de las emociones. Eternamente agradecida a mi primera profe Ninfa.
Después el conservatorio no tuvo tanta gracia, a veces ninguna. Tuve la suerte de otra buena profesora en 8º de piano que me enseñó a relacionarme con el instrumento, y me recordó que el sonido empieza en el cuerpo. Gracias Elena.
Decidí hacer la carrera superior y la terminé a los 24 años, con buenas calificaciones, además de una tendinitis, pánico escénico y una enorme frustración. No podía creer que después de tantas horas y años de estudio no pudiera improvisar ni expresarme sin una partitura. Pensar en hacer música me generaba estrés y angustia, con lo cual me sentía un fraude como profesora.
Entonces empezó mi búsqueda por nuevos caminos musicales, probé otros instrumentos y formas de expresión, salí totalmente de mi lugar de confort para aceptar el reto más difícil hasta ahora: hacer música en la calle, y si alguien lo ve fácil que se anime a probar.
Mucho y bueno lo aprendido en estos años, y un gran deseo de compartirlo, de mostrar otros caminos posibles.
Ya no sé dónde está el límite, mi vida está musicada y mi música viva, y viva la música. Además hace unos 20 años que vivo de la música, todo esto discretamente, sin fama ni pena pero en la gloria, felizmente anónima, hasta que agarro algún instrumento y se me ve el plumero. Me dicen: «es que lo vives!», y yo: «¿…es que hay otra opción?!?».
Creo que somos instrumentos musicales y sonamos como somos, hay quienes tienen madera de solistas o talento para fundirse con un grupo; quienes suenan fuerte, estridente, agudo, grave, sutil, inaudible; quienes hacen bailar, o dormir, o emocionan… Creo que las personas emitimos música, y si desafinamos molesta, y podemos autoafinarnos y afinar con otras personas, y crear armonía y belleza y fiesta y paz.
Sé que la música es importante por muchos motivos, y que hay muchas formas de vivirla más allá de las convencionales.
En este blog comparto ideas, trucos y experiencias personales en educación musical, interpretación, improvisación, comunicación, superación del miedo escénico y mucho más, desde mi aprendizaje con la música como trabajo y placer. También muestro mi visión de cómo cultivar música como quien cultiva un jardín o un huerto, para consumo propio, para regalar, compartir, comunicar y otros muchos caminos.
Te invito a experimentar la música sin prejuicios, al margen de opiniones mayoritarias o elitistas. Te invito a cantar si tienes ganas, aunque te hayan dicho que desafinas, a improvisar en un piano sin conocimientos teóricos o prescindiendo de ellos, a expresarte libremente y jugar con la música.