Te doy la bienvenida con la música invisible de este piano lleno de manos y flores, con coros de risas, bichos y pájaros.
Cultivar música es muy simple, solo sembrar y cuidar.
Fácil fácil no es, también necesita un poquito de tiempo, y eso está muy caro, dicen.
A eso me dedico, a sembrar y plantar música en lugares y personas, a enseñar lo aprendido y a mostrar sus frutos, yo les llamo disfrutos.
En este blog escribo sobre las infinitas maneras de relacionarse con la música, de aprender, de musicar el cotidiano, de música en soledad y para compartir. Escribo sobre música cercana, posible, accesible, amable… todo desde mi experiencia y observación, parcial y subjetiva sin duda.
Te invito a entrar en esta huerta sonora, a llevarte lo que quieras, a preguntar comentar interactuar.
La sabiduría popular dice: con agua y mierda no hay cosecha que se pierda. Pues eso.